lunes, 15 de marzo de 2010

Ley de incomunicación: polifonía, ruido y representativismo

















Después de casi dos años, el proyecto para una nueva Ley de Comunicación democrática aparece debilitada por la jerarquía jurídica, que maniatada intenta poner su fin este 21 de octubre del 2010. Se ha creado una polifonía ruidosa que supuestamente representa a todos los últimos interesados: los ciudadanos.
Varios asambleístas, incluso del bloque de Gobierno pretendían mutar una obra titánica bajo la tutela constitucional, pero, la misión actual incomunica al Estado de poder con una posición ciudadana y democratizadora inteligible.
Foros, gabinetes, itinerarios de encuentros nacionales, propuestas de los conservadores, propuestas de las clases marginales, veedurías, intromisión política y ONG´s (como la del Observatorio Ciudadano de Cuenca) pretendieron poner un crudo remedio ideológico a las propuestas mediante su unísono interés…
Pero, se ha olvidado mantener un equilibrio ordenado, jurídico, democratizado y sobre todo sin ruidos. La comunicación de la ideología política y ciudadana no puede transformarse en un silencio convaleciente. Existe una polifonía de virtuosismos jurídicos que impiden una fórmula más concreta y concisa.
El Art. 17 prescribe el acceso a la información, el uso universal y pluriétnico para las comunicaciones, pero detrás de un gesto disidente así es mejor incomunicar.
La decisión del partido gobernante representa un interés único: cerrar los campos de concentración de información ciudadana, paso a paso, el gran paisaje de la Ley de comunicación se revuelca en una maraña de polifonías sin concreción, donde su intención final desaparece…

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