viernes, 28 de mayo de 2010

Sherk: más allá de la imagen




















“Los ogros tienen capas, son como las cebollas, a mí me vale lo que todos piensan de los ogros”
Sherk (2003 Mike Myers)




La cinematografía norteamericana reproduce los modelos estéticos supuestamente “innovadores” dirigidos al público promedio, mediante una capa invisibilizada de dosis crítica-ácida al modelo occidental, autocrítica que deja aflorar una aireada detracción que convence la ruptura del relato del significante, mientras los valores y los patrones culturales de la imagen en los Estudios Dream Works en Estados Unidos responden a la demanda de fabulación, en una época marcada por una irremediable crisis del modelo imperialista del capital, necesidad que debe mantenerse en el modelo clásico (star system).
Después del 2001, una grave crisis de lesa humanidad atenta contra una conducta relativa de los medios culturales americanos en contradicción con las artes de la imagen, un nuevo caldo de cultivo entre demanda de creación, innovación empresarial, serialización y comercialización de los productos masivos permiten un manto de imágenes dedicadas al entretenimiento (“Encantada”, Una bruja sin igual”, etc.) Así se reconocen las necesidades básicas de un público necesitado de lo onírico y fuga de la realidad, y por otro lado el autosometimiento a la lógica del mercado de imágenes. Entre el 2001 y el 2009 el crack financiero obliga a una nueva fuga cultural, que no necesariamente abandona el modelo de acumulación de capitales.
El presente ensayo tiene por objetivo generar una reflexión crítica a la cultura masiva de imágenes comerciales con una dosis ácida de autocritica para el mantenimiento de los sistemas capitalistas imperantes en el modelo económico de mercado.
Sherk, el ejemplo perfecto de las capas ideológicas y seudo-mutadas de la cultura americana, ofrece una gama sofisticada de imágenes contractuales, una dosis de fuga de la realidad y un antihéroe que permite la medida perfecta del mercado: innovación del proceso en la secuencia de imágenes.
Además nuestra reflexión teórica permite reencontrar la elaboración comercial frente a los legados culturales que necesariamente entran en dos tipos de contradicción primaria: los elementos de reproducción cultural y económica del modelo americano; y por otra parte la contracultura mundial como fuente de creación de la imagen.
El arte cinematográfico ofrece este atrevido menú como fuente de los retos sociales tomados por los modelos no-americanos en vigencia, la grave crisis financiera, la decadencia de los aparatos de control, la insuficiencia de factores de innovación, la mercantilización y sobresaturación de imágenes entre la aristocracia blanca americana y un mundo aplacado por la renovada crítica en pos de la lucha armada son también fuentes del arte. “La "cultura" y el "arte" son una parte más del conjunto de discursos y prácticas de creación de significado.” (BREA, José .1996. Págs.159-185) Los valores culturales por tanto demandan una innovación de la producción artística en la oferta de imágenes, la industria cultural americana mantiene un alto grado de tecnificación e ingeniería de mercadeo que permite construir este sueño.
Sherk producto de un nuevo mercantilismo, es un personaje de singular apariencia, anti- héroe plasmado en la necesidad subjetiva, sujeto curioso que permite la venta masificada. “La producción y valoración de las imágenes sigue apareciendo vinculada a nombres de sujetos. Después de las muertes del autor y del artista–dios ciertas figuras de la subjetividad resurgen con un vigor curioso en los procesos culturales”. (Canclini, 2002, pag.37)
Si bien la cultura crítica inicia con los procesos de la estética económica y sus medios de reproducción en la “Academia”, la imposición de imágenes genera una estética popular que mantiene los márgenes de un patrón cultural heredado en los “cuentos de hadas”, la suma de imágenes permiten comprender una sobrevaloración a la fábula-mito como un discurso de educación a la masas herederas de la cultura cinematográfica. La acumulación de personajes clásicos en una renovada psicología del relato fantástico no interrumpe un discurso de valoración sobre los significados.
La trama, el relato literario, la vigencia de los valores occidentales se ha desarticulado en medio de los procesos de la cultura hollywoodense, las imágenes con un significante más profundo y estratificado en la esfera de valores renueva el espíritu de convencimiento crítico necesario para la racionalidad del entretenimiento. Sherk, un ogro que aun mantiene lo ojos cafés claros se enamora de una pelirroja majestad mientras la crítica a la clase elitista produce un gusto estético nihilista retratado en Lord Farquaard.


La prostitución de la imagen y su polisemia

“¿Han visto como su dinero vuela?, como caperucita y su abuela”
Burro, (2003 Eddie Murphy)

Si bien la crítica masiva generada por el propio medio transita hacia una supuesta autocrítica, los ejes de valoración de la imagen como mercancía deben mantener la razón autocrítica para ingresar en la lógica de los mercados transnacionales, pero el verdadero reto después de la venta de la imagen-mercancía es el mantenimiento de la élite occidental y su remanente de estatus. Pero, ¿Qué significan los procesos de innovación de la imagen? En breves palabras prostitución y metamorfosis de las imágenes. “La ciencia de la imagen demanda una autonomía. Me he ocupado en recoger las palabras que hemos estado usando en expresiones del tipo imagen y… Hasta hoy tenemos imagen y miedo, odio, amor, deseo, terror. Y luego están las palabras generales que resumen a aquellas, como emoción y afecto. Digamos que es un buen montón de asuntos. Otras palabras serían verdad, realidad, belleza, confianza, autoridad, bondad, maldad…. (James Elkins, 2007, pág. 133)
La imagen valor por lo tanto depende de la esfera pública, de sus transacciones y de sus múltiples aristas en donde se evidencia el juego de significados, caballeros malos, ogros buenos, bondad y maldad. Los discursos apremiantes del mantenimiento de la valoración no flaquean en las estéticas populares dirigidas al consumo masivo.
El antihéroe se manifiesta como un mensaje del significante, quién guarda la valiosa pretensión de un mercado abierto a la expectativa mundial donde la cultura se vuelve eje de intercambio, manifiesto de autocrítica e invención donde la apertura al diálogo sencillo, a la dinámica de los planos, la superficialidad del relato, los guiones técnicos especializados, y el equipo del star system producen una valiosa imagen frente a los retos de entretenimiento en el seno de una “familia mundial homogenizada”.
El rol femenino se ve conspirado en una imagen más superflua, donde las doncellas “mentalmente incomunicadas”, solteronas que viven con siete enanos y las pelirrojas peligrosas vuelven a destacar el ámbito misógino de una cultura machista por excelencia. La imagen estética de la “dulce princesa” vuelve la mirada a un estereotipo confuso pero permanente en el relato y en diegesis de la obra.
Si la superficialidad de la imagen simplemente es una capa de relaciones ocultas y de permanencia local, las funciones del bien y del mal rompen el legado clásico de la manipulación de la imagen como instrumento educativo de la élite, debido a la necesidad autocrítica de la razón industrial, el rescate de los valores bondadosos depende de la misma clase social que los cultiva, de esto se encarga la economía perfecta del mercado americano.
La tendencia actual de la imagen-entretenimiento busca la autocritica ácida como centro de expansión cultural, los procesos deseados implican un target adaptado al la crítica del bien, mal, belleza, fealdad y demás objetos del estudio de la estética en los relatos cinematográficos.
El relato de la imagen vs el reto literario
Después del análisis de la imagen-mercancía, se ha demostrado que la polisemia de los valores contenidos en los modelos cinematográficos responden a la necesidad autocrítica en la innovación de los procesos que permiten una fuente constante de los valores en el sistema de mercado vigente.
Mientras los valores del significado literario no se modifican los valores culturales de contradicción y autocrítica forjan una brecha irremediable entre el ícono y el manejo del discurso literario, donde sus elementos claves del relato no se modifican.
La nueva crítica ideológica, política social convencional resulta insuficiente para medir una afición de la imagen como un discurso central en el intercambio social. De igual manera la cultura resulta apenas una gran disección del análisis en procesos de iconofilia (casseti, 2006, pág., 96) manipulación del discurso literario permite la sujeción de los grandes horizontes de sentido del discurso cinematográfico.
Así, la contradicción vigente entre la secuencia de imágenes, no necesariamente pretende desvincular la vigencia del discurso total, más el propósito elevado de las empresas o industrias culturales permiten tejer una amplia y variada producción, lo que realmente da vida al recurso de imágenes es el menú literario.
De la imagen polisémica y prostituida se puede hacer un beneficio cuantitativo sin extralimitar el relato literario, resulta aun insuficiente frente al vaciamiento de la imagen como valor y mercancía.